En tan sólo unos años, el triatlón de distancia Ironman, esa prueba a la que todos miraban de reojo pero pocos se atrevían a desafiar, ha pasado de ser el reducto de unos pocos privilegiados a ser el reto más auténtico de los que han elegido el triatlón como una verdadera manifestación de vida activa.
De los pocos más de dos decenas de españoles en la salida de las primeras ediciones del Ironman de Lanzarote… o de los dos o tres triatletas en Hawaii cada edición, hemos pasado a cifras que nos acercan a las verdaderas potencias europeas de este deporte, como británicos, alemanes o franceses. Como deportista de elite, reconozco que es un reto increíble para nuestro físico y nuestra mente.
Cualquier deportista entrenado para el reto puede afrontar, con la intención de terminar, el Ironman en menos de diecisiete horas, el límite horario que las reglas de esta modalidad marcan. Pero no cualquier persona puede hacerlo. El boom del “triatlón de los 226 km” ha animado a muchos deportistas recreacionales a lanzarse al reto de forma excesivamente “alegre”, sin a veces valorar la dimensión de una prueba de estas características. A través de esta serie de artículos que ahora iniciamos, intentaremos aportar un conjunto de principios que nos posibiliten afrontar la más larga y legendaria de las distancias del triple deporte con la seguridad de poder superar el reto con éxito.
Filosofía Ironman
El Ironman es una modalidad del triatlón, pero sus connotaciones son tan especiales que seguramente muchos pensarían que se trata de un deporte distinto al triatlón olímpico. Tal vez, no nos faltaría razón si así lo pensáramos. El Ironman, al igual que el triatlón corto, es un deporte de resistencia, pero sus formas, sus reglas, los requisitos físicos, no son estrictamente concordantes, y si bien muchos de los especialistas de la modalidad provienen de la distancia corta, se necesita un tiempo más o menos prolongado para conseguir las adaptaciones necesarias que nos permitan superar las distancias del ultratriatlón.
Por otro lado, hay pocos deportes en los que el concepto de “finish” esté tan arraigado. En el Ironman cualquiera que cruce la meta está legitimado para sentirse vencedor, pues la filosofía primitiva era esa… “has alcanzado la meta y has conseguido tu objetivo”. Aquel privilegiado que tenga la suerte de participar en La Meca de este deporte, el Ironman de Hawaii, lo entenderá; en Kona nadie te pregunta por la marca realizada, no al menos los verdaderamente ligados a la prueba, sino simplemente si tú has finalizado. Have you finished? Es lo que verdaderamente importa. Si has finalizado eres un vencedor, si te retiras, has perdido.
Es tal vez esto y no la necesidad imperiosa de vencer a los rivales para ser reconocido lo que mueve a miles de personas a retar la distancia. Todo el que termina en menos de diecisiete horas es un vencedor, es un Hombre de Hierro. La camiseta y la medalla así lo acreditarán. Ser reconocido como un vencedor si terminas y, tal vez, la necesidad que tiene el ser humano de trasladarse por sus propios medios utilizando el propio cuerpo, en los escenarios que nos ofrece el planeta (nadando, pedaleando, corriendo…), seguramente algo que tiene que ver con el registro genético del ser humano, nómada desde hace milenios, son los principales atractivos de un deporte que aúna la necesidad del Hombre de permanecer cerca de su esencia y al tiempo de ser vanguardia en el progreso, la modernidad.
Fuente: Sport Training Magazine
Fabio Diez - PersonalPRO
Entrenador Personal - Nutricionista - Divulgador Nutricional